Es necesario, dicen, saber ser lento, se debe saber callar.

Ricardo Piglia, Formas breves.


jueves, 16 de febrero de 2012

DiaNoche

1


El día pierde gravedad,
se eleva para hundirse
en el cielo
y deja a su cola blanca
ondulando bajo la misma
frecuencia de espanto
que la cola lacerada
de aquella lagartija.

1.2

El día se arranca, se olvida del polvo que habita la tierra;
aquel mortal impertérrito, ciego de mirar lo inconcluso,
que no ha resuelto demasiado y agita, con sus manos,
el núcleo de la noche.


2

El núcleo de la noche se ha puesto a rodar sobre la mesa.
Las horas prietas se asoman por los vértices de las puertas
y solo se les puede ver si es de soslayo.

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