Es necesario, dicen, saber ser lento, se debe saber callar.

Ricardo Piglia, Formas breves.


miércoles, 7 de marzo de 2012

Mal de Diógenes


Hace algunas semanas atrás descargue desde acá el último poemario de Freddy Olguín (más conocido como Gen),  llamado "Mal de Diógenes". Un poemario de poemas cortos, medianos y descaradamente precisos. Poemario, que debo decir,  tengo impreso y cubierto por una carpeta transparente encima de mi escritorio y al alance de mis manos. En algunos días más pretendo escribir un breve y honesto comentario sobre el libro en general para ser publicado en esta revista comandada por dos buenos amigos que habitan al otro lado del océano.  Mientras tanto, les dejo un par de poemas de este acopiador de palabras, pensamientos y emociones que vienen, de seguro, para quedarse.

Ojo, no olvide visitar el blog del autor acá y de escuchar su música aquí. 





SMS
He pensado toda
la noche en ti
en tus ojos incoloros
y tu pelo azul
en las únicas palabras
de cariño o reproche
que se te ocurren
y que dices mirando
al piso
mientras caminamos
En los besos que no
he intentado dar
por miedo a perderte
He pensado toda la noche
en nuestros
largos abrazos de cuatro a.m.
que sirven para contener el deseo
pero no tienen ningún sentido
porque muy pronto te irás
a tu casa
a toda velocidad sin mirar
atrás
y yo estúpido como de costumbre
al día siguiente
no me acordaré de nada
escríbeme cuando llegues.


1. Parafraseos de asteroide
Toda la vida pensé que era un planeta.
Mal.
La vida es muy corta
y el mundo demasiado grande, sobra.
Sin embargo, estuve engañado creyendo
que nada es suficiente, mi recipiente
jamás estuvo lleno, pensé.
Pero no.
La autoestima demasiado alta y el ego bajo control,
siempre.
Todos los de verdad grandes
que giran a mi alrededor me miraban con sorna,
yo no me di cuenta en ningún momento.
Algunos alardeaban sus anillos,
otros sus incontables lunas,
algunos sus extraños e impenetrables climas.
Como me creía planeta yo estaba ciego,
nunca pedí ayuda.
Salí de órbita y caí en agujeros negros,
nebulosas y visité cuanto cuerpo celeste
estuvo a mi alcance.
Y nunca estuve satisfecho.
Ahora, sólo un asteroide en aprietos,
no tengo otra opción que confiar
en algún viejo almanaque
que aún recuerde mi nombre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario